Tipos de apego: Cómo los cuidados que recebiste en la infancia impactan en tus relaciones
- Bárbara Borges Gomes
- 7 ago 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 27 mar

La Teoría del Apego, desarrollada por el psicólogo John Bowlby y ampliada por Mary Ainsworth, fue fundamental para entender cómo nuestras experiencias en la infancia moldean nuestras relaciones a lo largo de la vida. Bowlby describió cuatro tipos principales de apego: seguro, ansioso-ambivalente, evitativo y desorganizado.
En este artículo, exploraremos las principales características de cada tipo de apego durante la infancia y la vida adulta a partir de cómo el niño se siente con sus cuidadores y cómo esto se refleja en las relaciones amorosas que viene a tener en la vida adulta, respectivamente.
Apego seguro
Durante la infancia:
Se siente seguro y cómodo en presencia de sus cuidadores.
Recibe atención consistente y responsiva de sus cuidadores.
Es alentado a explorar y ser independiente.
Recibe consuelo y consuelo cuando está angustiado.
Tiene confianza en que sus cuidadores estarán allí cuando sea necesario.
En la vida adulta:
Forma relaciones saludables y equilibradas.
Confía fácilmente en las personas y se siente cómodo con la intimidad.
Busca y ofrece apoyo emocional de manera equilibrada.
Maneja bien la separación y la independencia dentro de las relaciones.
Tiene alta autoestima y una visión positiva de los demás.
Apego ansioso
Durante la infancia:
Tiene cuidadores inconsistentes en la respuesta a sus necesidades (a veces responsivos, a veces negligentes).
Se siente inseguro sobre la disponibilidad de los cuidadores.
Experimenta altos niveles de ansiedad en relación con la separación de los cuidadores.
Busca constantemente la atención y la aprobación de los cuidadores.
Es extremadamente dependiente de los cuidadores para su consuelo.
En la vida adulta:
Tiene miedo de ser abandonado y busca validación constante en sus relaciones.
Puede ser visto como necesitado o dependiente.
Se siente inseguro y ansioso sobre la reciprocidad del amor de los demás.
Tiene dificultad para confiar completamente en las parejas.
Puede reaccionar de forma exagerada a conflictos o separaciones.
Apego evitativo
Durante la infancia:
Tiene cuidadores emocionalmente indisponibles o rechazantes.
Aprende a suprimir las emociones y a depender de sí mismo.
Evita buscar consuelo o apoyo de los cuidadores.
Se siente incómodo con la proximidad emocional.
Es alentado a ser independiente prematuramente.
En la vida adulta:
Prefiere mantener distancia emocional en las relaciones.
Tiene dificultad para confiar y abrirse a los demás.
Evita la intimidad y puede parecer desapegado o frío.
Valora la autosuficiencia y la independencia.
Puede tener dificultad para lidiar con emociones y situaciones de vulnerabilidad.
Apego desorganizado
Durante la infancia:
Tiene cuidadores que son impredecibles o atemorizantes.
Experimenta miedo y confusión en relación con los cuidadores.
Tiene dificultad para entender o predecir las respuestas de los cuidadores.
Muestra comportamientos confusos o contradictorios en relación con los cuidadores.
Se siente inseguro y ansioso en entornos familiares.
En la vida adulta:
Muestra comportamientos impredecibles y confusos en las relaciones.
Tiene dificultades significativas para mantener relaciones estables.
Puede mezclar respuestas ansiosas y evitativas.
Se siente frecuentemente inseguro y desconfiado en relación con los demás.
Lucha con la regulación emocional y puede tener un historial de traumas.
Comprender los tipos de apego puede ofrecer valiosos conocimientos sobre nuestros propios comportamientos y relaciones. Identificar tu tipo de apego y reflexionar sobre sus orígenes en la infancia puede ser el primer paso para desarrollar relaciones más saludables y equilibradas en la vida adulta. Si te reconoces en alguno de estos patrones y deseas cambiar, considera buscar el apoyo de un profesional de la salud mental.